Normas que fueron escritas con sangre
Piense en la última vez que se topó con una norma que no le gustaba, o que encontraba fastidiosa. Tomemos un minuto para reflexionar la suerte de contar hoy con esa norma, porque antes que nosotros, probablemente hubo un trabajador que aprendió esa misma lección a un costo muy alto. Las normas de seguridad no son simplemente pautas arbitrarias, sino que están escritas con sangre. Cada norma, cada regulación, se ha establecido a raíz de una lección aprendida a las malas, a menudo a través de una tragedia. Por eso, es fundamental entender que estas normas existen no para causarnos inconvenientes, sino para protegernos.
Tómese un momento para pensar en los protocolos de seguridad que sigue todos los días. Ya sea usar EPP, seguir los procedimientos de bloqueo y etiquetado o adherirse a las normas de protección de máquinas, cada uno de ellos se creó porque alguien, en algún lugar, pagó el precio por no tener esa norma en vigor. Estas normas son el resultado directo de accidentes que podrían haberse evitado: accidentes que lesionaron o incluso mataron a trabajadores que eran como nosotros.
Por ejemplo, el requisito de usar arneses de protección contra caídas cuando se trabaja en alturas se estableció porque innumerables trabajadores murieron al caerse antes de que se impusiera esta norma. De manera similar, el procedimiento de bloqueo de energías se creó después de que los trabajadores resultaran gravemente heridos o murieran cuando la maquinaria se puso en marcha inesperadamente mientras realizaban tareas de mantenimiento.
Estos hechos no son solo lecciones de historia, sino que nos recuerdan los peligros reales que enfrentamos todos los días. Son un claro recordatorio de que nunca debemos dar por sentada la seguridad. Cuando sienta la tentación de saltarse un paso o tomar atajos, recuerde que estas reglas están establecidas para evitar tragedias, no para fastidiarlo.
Respete las reglas porque están ahí para protegerlo a usted, a sus compañeros de trabajo y a todos los que dependen de usted. Están escritas con la sangre de quienes nos antecedieron y es nuestra responsabilidad honrar su memoria al cumplirlas diligentemente. La seguridad es una responsabilidad compartida y, al adherirnos a estas reglas, garantizamos que la historia no se repita.